Muchos padres y madres de adolescentes se preguntan: ¿cuánta autonomía tengo que darle a mi hijo o hija? Y también cuándo hay que dársela y cómo se hace para conjugar su seguridad con su independencia.
Lo primero que hay que saber es que no existen reglas fijas. No hay una manual que nos diga que a los 12 años pueden ir solos a la escuela y a los 14 viajar sin compañía. Todo depende de varios factores
- Depende del adolescente. Hay adolescentes muy maduros y responsables que pueden asumir una buena dosis de libertad desde que son muy jóvenes. Se trata de chicos y chicas que son conscientes de los riesgos y los evitan y que están preparados para cuidarse a ellos mismos, por lo menos en una buena parte de sus vidas. Sin embargo hay otros cuyainmadurez les lleva a evaluar mal los peligros o que son indisciplinados o poco responsables. En el primer caso, los padres y madres que conocen bien la madurez de sus hijos pueden darles mayor libertad desde que son más jóvenes. En el segundo será muy importante que la autonomía que vayan adquiriendo los adolescentes esté muy medida para evitar problemas.
- Depende de la familia. Hay familias que educan a sus hijos para ser independientes desde que son muy pequeños, en cambio, hay otras en las que los padres son mucho más sobreprotectores. Esa es una elección que deben hacer los padres. Aunque es bueno que sepan que la sobreprotección de los hijos no es recomendable porque provoca que estos crezcan poco seguros de sí mismos y tarden más en madurar. Así que aunque es muy difícil soltar a los hijos y hay que ser muy fuerte para ir dándoles libertad y haciéndolos autónomos es imprescindible hacerlo.
Autonomía por etapas
Lo que es indudable es que sean nuestros hijos y nuestras familias como sean, la fórmula mejor para darles libertad a los hijos es hacerlo por etapas. No se puede pretender que un adolescente que no se ha quedado solo en casa jamás se vaya a vivir por su cuenta. Si provocamos una situación como esa estaremos consiguiendo que nuestro hijo fracase. Por el contrario, si desde pequeño vamos dándole cuotas de autonomía cada vez mayores lograremos que crezca de forma sana y que se convierta en un joven responsable y capaz de hacerse cargo de su vida.
- Aprendizaje.
- Cuando los chicos y las chicas están comenzando su adolescencia y incluso en la preadolescencia, podemos empezar por dejarlos solos en casa durante un periodo corto de tiempo. Antes deberemos explicarles el tiempo que esteremos fuera, que no deben abrir la puerta a nadie y asegurarnos de que saben qué hacer si ocurre algún imprevisto. Es imprescindible, por ejemplo, que sepan comunicarse por teléfono con el servicio de emergencias. Otra de las prácticas útiles a esa edad es comenzar a dejares administrar una parte de su dinero. También en este caso podemos empezar poco a poco. De esta forma van aprendiendo a utilizar su autonomía sin riesgos excesivos.
- Responsabilidad.
- Es importante evaluar la responsabilidad que han mostrado los chicos en los primeros intentos de darles autonomía. Si responden con responsabilidad deberemos aumentar esa dosis de autonomía. Si por el contrario, se muestran irresponsables, volveremos hacia atrás y les explicaremos que eso es necesario para que aprendan a utilizar su autonomía y su libertad. Aunque es importante no tratarlos como si fueran niños porque si hacemos eso, ellos se comportarán como tales. Es imprescindible que establezcamos una relación diferente de la que teníamos con ellos durante su infancia y eso se hace con una confianza mayor. También es importante medir muy bien cuando imponemos castigos por la ruptura de esa confianza. Hay veces que si lo que han hecho, si la norma que se han saltado no es excesivamente importante, puede ser mucho más útil para su educación explicarles solo cómo lo vemos nosotros pero no castigarles ni quitarles la libertad que habían empezado a ganarse.
- Participación. Permitir que ellos participen en las decisiones que van a darles mayor libertad y autonomía es una opción que casi siempre sale muy bien. En esa negociación podemos aprovechar para explicarles exactamente lo que esperamos de ellos, cuáles son los riesgos que van a asumir y cómo evitarlos y qué consecuencias pueden derivarse de que los peligros con los que se enfrentan.
A continuación un vídeo donde se evidencian las causas y consecuencias del tema tratado.
Los adolescentes y la responsabilidad
Los adolescentes realizan actos que, en principio, nos pueden parecer nimiedades y a los que quizá no demos excesiva importancia: un día copian en un examen, otro "fardan" de haber robado un colorete en unos grandes almacenes o es el héroe de la pandilla por ir a una fiesta tras haber mentido a los padres. Podemos pensar, "cosas de adolescentes"; sí, por supuesto, pero de adolescentes irresponsables.
Inculcar el sentido de la responsabilidad a los adolescentes requiere dar explicación a determinados comportamientos para que ellos puedan asumir las consecuencias de sus actos. La responsabilidad tiene dos requisitos: libertad y norma.
Los requisitos de la responsabilidad en los adolescentes
La responsabilidad alude a la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas en todo momento. Pero, para que pueda darse alguna responsabilidad son necesarios, al menos, dos requisitos:
La libertad: para que exista responsabilidad las acciones han de ser realizadas libremente. En este sentido, ni los animales, ni los locos, ni los niños pequeños son responsables de sus actos pues carecen de uso de razón y éste es imprescindible para la libertad.
- La norma: debe existir una norma desde la que se puedan juzgar los hechos realizados. Pueden ser las normas establecidas en casa por los padres.
Para reconocer algo, primero hay que conocerlo
Un error frecuente es exigirles a nuestros hijos comportamientos que no "les hemos explicado" previamente. Así, por ejemplo, podemos prohibirle a un hijo que vea la televisión entre semana "porque soy tu padre y aquí se hace lo que yo digo". Lógicamente, en la primera oportunidad que se encuentre solo, no dudará en poner su serie favorita, pues ya se siente mayor y su razonamiento será: "La veo porque me da la gana
Ocasiones para ejercer la responsabilidad
Es obvio que para desarrollar la responsabilidad hay que dar responsabilidades. Si sobreprotegemos a nuestros hijos y les evitamos tareas que ellos pueden realizar, no les dejaremos crecer como personas. Los adolescentes, entre otras, pueden tener las siguientes responsabilidades:
- Hacer todos los deberes sin que nadie se lo recuerde.
- Ordenar su habitación, incluyendo los armarios y la cama bien hecha.
- Organizar sus fiestas de cumpleaños.
- Acudir a las actividades extraescolares con el equipamiento adecuado.
- Aseo e higiene personal. Ducharse diariamente dejando el baño aseado.
- Fregar los platos, quitar el polvo, fregar el suelo.
- Doblar y recoger su ropa.
- Prepararse el almuerzo y la merienda. Cocinar comidas sencillas.
- Organizar su ocio y tiempo libre.
- Llevar las llaves de casa.
- Anotar en la lista de la compra cosas que faltan.
- Realizar compras.
- Organizar sus libros y sus CDs de música.
- Prepararse la maleta cuando se va de excursión.
- Acostarse a una hora razonable.
- Levantarse a la primera vez que se les llama o poniéndose el despertador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario